12.25.2009

"Ahora tengo algo que adorar."

Había una vez, un espejo, y en el espejo, había una niña;

La niña caminaba por las calles,envuelta en un precioso vestido rojo, descalza.
Ella parecía dulce como la miel y frágil como una muñeca, o un viejo pedazo de cristal.

La niña daba vueltas y vueltas, buscando a alguien,
cansada de buscar, se sentó en una esquina de la calle. Por esa esquina fueron pasando personas... Ella las miraba con tristeza. Aquellas personas, le devolvían la mirada, alegres.
Estas se agachaban a acariciarla como si de un perro se tratara,
- "Yo siempre estaré contigo"
Esas palabras resonaban en el corazón de aquella niña. Por momentos renacían sus ganas de vivir.

Pero... Al cabo de un rato, aquellas personas que iban de paso, se levantaban y comenzaban a patearla.
La niña no paraba de llorar, cubriéndose de los golpes con sus propios brazos.
- "¿Por qué me haces esto? ¿Por qué todo el mundo me hace lo mismo?" -Decía ella entre llantos-
-"No eras lo que yo pensaba"
Y seguían pegándole y pegándole.

La niña ya sin fuerzas, dejó de cubrírse y cayó al suelo, vencida ya por las palabras de las personas que iban pasando día tras día delante de ella.
La imagen se desvaneció.

-"Tengo mucho frío"

Al cabo de los meses, en el espejo apareció de nuevo la imagen de aquella niña.
Estaba llena de cardenales, cicatrices, cortes... Y manchada de sangre. Su vestido rojo estaba resquebrajado y su pelo enredado.
Ella seguía en aquella esquina de la calle, sentada. Miraba a la gente con miedo, a la vez que con desprecio. Pero cada vez que se acercaban no podía evitar sonreír. Ni ella misma sabía por qué.

Un día. Pasó por la calle un niño cubierto con una capa. Su expresión era fría, muy seria. Él se paró delante de la niña y bajó la mirada.
La miro fijamente, ella estaba cabizbaja.
Derrepente, levantó su cabeza poco a poco. No se la veía apenas. Tenía los cabellos tapándole los ojos, pero sintió la presencia del chico:
-"¿Qué quieres...? ¿T-Tú tambien vienes a pegarme?" -Dijo ella con tristeza y la voz temblorosa-
-"¿Como podría hacer tal cosa?" -Le contestó el niño-

La niña se quedó en silencio y volvió a agachar la cabeza. El niño se agachó un poco para acariciarla, la niña lo vió, pegó un brinco e intentó hecharse un poco hacia atrás... Ella parecía tener un miedo espantoso, ella temblaba. Él apartó su mano con cuidado y se sentó a su lado.
-"¿Qué te pasa?... ¿Por qué estás aquí?"
-"No tengo dónde ir, ni nada que hacer. No estoy haciendo nada"
- ". . ."

El niño se levanta de golpe, feliz y le dice:
-"¿Por qué no vienes conmigo?"
-"N-no creo que sea buena idea... Me harás daño, ¡Seguro que me harás daño!"
-"Ya lo dije, no podría hacer tal cosa. Venga ¡Vamos!" -Dijo el niño mientras le tiraba de la mano para que se levantara-

La pequeña, se levantó poco a poco, con terror en su mirada. Aún no convencida del todo.
Acompañó al niño a duras penas.
Él se paró en seco delante de ella, y le apartó los cabellos de la cara.
-"¡Así verás mucho mejor!"

A la niña le cegó la luz del sol. Poco a poco, fue abriendo los ojos.

Llegaron a la casa del niño. El niño, se quitó la capa, él llevaba una vestimenta principesca.
La niña lo siguió, aún con miedo. A lo que el niño se giró, cogió sus manos y le dijo:
-"Déjame cuidar de ti, por favor"
-"N-no... No me fío de ti... Lo siento"
-"Te lo suplico... Déjame hacerlo, te cuidaré como oro en paño. Te lo prometo, te necesito"

La niña no contestó. Pero se quedó con él.
La niña se sentó en una de las sillas de la casa... El niño, cogió un cepillo, se colocó detrás de ella y empezó a peinarla. Con mucho cuidado.
-"Tienes un pelo muy bonito ¿Sabes?"
La niña, lo miró y sonrió:
-"¡Muchas gracias!"

El niño no podía salir de su asombro. Sentía como la felicidad inundaba su corazón.
Pasaron los días, y cada vez estaban más juntos. La niña, cada vez perdía más su desconfianza.

Un día, ellos estaban sentados en el jardín... La niña lo miró y le dijo:
-"Oye..."
-"¿Uhm? Dime"
-"... ¿Dejarías...? ¿Dejarías que yo cuidase de tí?

El niño sonrió:
-"No hace falta que me lo digas dos veces, mi princesa"

El niño se tumbó en su regazo, y la niña comenzó a acariciar su pelo.
-"Yo siempre estaré junto a tí"

Más tarde la niña se encontraba en el interior de la casa... Ella miró por la ventana. Y vió al niño.
Lo iluminaban los rayos del sol, hacían que el se viera deslumbrante. Ella se llevó la mano al pecho y dijo:
-"Por fín, por fín. Ahora tengo algo que adorar..."


Carnadhiel Elentári (Estelle).
Para alguien que me importaba de verdad. Por darme una pequeña esperanza de nuevo. Y Gracias por volver a quitármela.
15.07.10

2 comentarios:

  1. La pequeña niña debe saber también, que además de su caballero de larga capa y mirada seria, aquí tendrá siempre a otro compañero de viaje, que tal vez más de una vez le hizo daño también, pero que a pesar de todo, la adora, la quiere con toda su alma, y estará aquí siempre, para reír con ella y convertir sus lágrimas y sus momentos depresivo-on en nuevas sonrisas =)
    Dejaste una marca muy profunda en mi corazón, mi pequeña niña, no lo olvides nunca =)

    Te Quiero (L)

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  2. Saludos, pequeña niña :)

    Solo queria deciros que seré una espectadora más de vuestra vida, a través de las palabras que derrameis en este pequeño refugio.

    Por si aun no os habíais dado cuenta, soy Little :)

    Un saludo (K)

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