
Algo que he aprendido a lo largo de los años, y que nunca creí que se podría aplicar a "mis actos".
Diferenciar entre el bien y el mal es un juego de manos,
ambos juegan demasiado bien sus cartas.
Pero el dolor se hace saber que está presente, así que no debe ser tan difícil.
Pero no tanto como para tirar unos dados, o vendarse y escoger al azar.
Las cosas pueden cambiar, están en tu manos. Qué irónico.
Se tiene mucho miedo, "¿Qué podría pasar de ahora en adelante?"
Dicen que "la curiosidad mató al gato", ¿Eso significa que debo dejar todo como está?
Pero es que la angustia de no poder alcanzar lo que quieres, que te lo quiten y te lo devuelvan
cuándo ya no puedes hacer nada.
Es como... Que lo más preciado para tí esté tirado en el suelo, y cuando vayas a socorrerlo sea... Trasparente, incorpóreo.
Dios mío... ¿Que he hecho yo para merecer semejante castigo?.
No te desvanezcas. Te lo suplico.